29 agosto, 2022

/

OBRAS EXPANSION

Las constructoras más importantes de México 2022

UN EJÉRCITO MULTITERRENO

El rol de las fuerzas armadas en la construcción aumenta. Las empresas del sector sostienen que es una competencia en desigualdad de condiciones.

Por: Diana Zavala

La escena ha cambiado. Antes, al imaginar a un militar, se pensaba en una persona con el clásico uniforme color verde, con casco de combate y un arma en las manos. Ahora, es más común visualizarlo sujetando palas y ladrillos, y portando cascos de obra. Aunque siempre han existido cuerpos de ingenieros que edifican en zonas de difícil acceso en el país, desde 2018, a partir del inicio de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, las fuerzas armadas han acaparado la construcción de las grandes obras de infraestructura del gobierno.

La industria no está muy contenta con este nuevo papel. El 90% de las compañías que respondieron el sondeo aplicado a los participantes del listado de ‘Las empresas constructoras más importantes de México’, que elaboran Obras y Expansión, dijeron estar en desacuerdo con su participación en la industria. “No tienen la experiencia en varios ramos y generan retraso en la construcción de la infraestructura. Serían excelentes supervisores”. “El sector de la construcción es uno de los principales generadores de la economía mexicana y, al darle obras al Ejército, el crecimiento en la economía es menor”. Comentarios como estos fueron frecuentes entre las respuestas al sondeo.

La Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), que aglutina a 9,000 empresas, tiene un posicionamiento similar. Francisco Solares, presidente del organismo, señala que la participación del Ejército en las obras “trae como consecuencia una disminución en los ingresos en el Estado, porque las obras no generan ISR ni IVA”. Además, las condiciones en que construye el Ejército son muy distintas a las que lo hace la iniciativa privada. Las acciones como el decreto para catalogar como seguridad nacional las obras prioritarias de la actual administración da ventajas que nunca han tenido las compañías constructoras, por ejemplo. Es una competencia desventajosa.

En el decreto se estipula que las obras pueden comenzar casi de inmediato, al emitir permisos y licencias de manera provisional en menos de cinco días. Los trámites definitivos pueden hacerse mientras la edificación está en marcha, mientras que las empresas constructoras deben esperar a cumplir los plazos estipulados por la ley. Además, la declaración exime al Ejército de la responsabilidad de proveer la información necesaria sobre la obra, mientras que la industria privada sí está sujeta a escrutinio público.

Un ejemplo de obra que se realiza bajo este esquema es el Tren Maya. La atención se ha centrado, principalmente, en el tramo 5, debido a los reclamos de activistas por el impacto de la obra en el ecosistema.

VALOR DE PRODUCCIÓN DE LAS FIRMAS CONSTRUCTORAS

Desde 2019, el sector ha permanecido por debajo de la barrera de los 30,000 millones de pesos.

 

EL PESO DEL EJÉRCITO EN LA CONSTRUCCIÓN

Además de su participación en la edificación de hospitales de difícil acceso y otras obras de pequeñas dimensiones, el Ejército se hizo cargo de proyectos catalogados como prioritarios para el gobierno federal en 2021. Uno de ellos fue la edificación de sucursales del Banco de Bienestar, que en 2021 requirió una inversión de 5,000 millones de pesos para 1,250 unidades, o la construcción de cuarteles de la Guardia Nacional para los que en el mismo año se erogaron 4,750 millones de pesos en 190 lugares, según la información presentada por el gobierno federal. Además, claro, del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), que en 2021 recibió 21,314 mdp y cuyo monto total, desarrollado en dos años, asciende a 80,000 millones de pesos (de acuerdo a los números dados por las autoridades, aunque la cifra no se ha podido comprobar).

En total, estas grandes obras significaron para las fuerzas castrenses un total de 33,129 millones de pesos en 2021, es decir, 32% del presupuesto total destinado a obras prioritarias del gobierno federal. En 2022, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) participa en la construcción de dos tramos y medio del Tren Maya, cuyo monto total, que no está desglosado por sección, se calcula en 200,000 mdp, además del aeropuerto de Tulum, que contempla una inversión de 9,985 mdp.

 

El protagonismo de las fuerzas armadas contrasta con la caída del sector. En enero de 2006, la Encuesta Nacional de Empresas Constructoras (ENEC), del INEGI, registró un valor de producción de 35,260 mdp. Diez años después, la cifra bajó a 33,598 millones de pesos. El descenso fue aún más visible a partir de 2018. En el primer mes de ese año, el valor de producción fue de 32,521 millones de pesos y dos años más tarde, antes del inicio de la pandemia, la cifra había descendido a 27,163 millones de pesos. Este año comenzó en 24,335 pesos, es decir, que desde el inicio del actual sexenio, el valor de producción de la industria ha bajado un 25%.

CONSTRUCCIÓN DESDE EL SECTOR PÚBLICO

Las obras del gobierno contribuyen con el 42% del valor de producción del sector.

 

PARTICIPACIÓN DE LA INICIATIVA PRIVADA

Las empresas han aprovechado la mayor demanda de espacios industriales en el país.

 

EL VERDADERO OBSTÁCULO

Aunque el aumento de la participación de los militares en la infraestructura ha ocurrido al mismo tiempo que la caída de la industria, uno no es causa de lo otro. “El tema que preocupa no es que se les asignen grandes obras del gobierno al Ejército, porque las empresas pueden entrar como subcontratistas. El problema es la caída de inversión en la infraestructura que afecta a casi 20,000 constructoras, por eso, la producción no se recupera”, considera Ricardo Trejo, director de la consultora Forecastim, analista de actividad económica e industrial.

La inversión en este sector lleva cinco años en caída. De acuerdo a la Secretaría de Hacienda, en 2014 representaba 4.7% del PIB. Para 2020, llegó a 2.8%.

Se han realizado esfuerzos para compensar la falta de recursos. En 2022, por ejemplo, el Programa de Egresos de la Federación contempló 17.7% más de presupuesto a la infraestructura como apoyo a la reactivación económica; sin embargo, la mayoría se concentró en las obras prioritarias, como el Tren Maya y el istmo de Tehuantepec. Las grandes obras acaparan la mayor parte del presupuesto destinado a infraestructura, lo que deja fuera a empresas medianas y pequeñas de participar en proyectos como la construcción de carreteras.

“Vemos que grandes empresas están contratadas para estas obras insignia, pero hay una gran cantidad de pequeñas y medianas que no tienen cabida ni poder de negociación con el gobierno”,señala Ricardo Trejo.

También se lanzaron los paquetes de infraestructura, con proyectos que se realizan entre el sector público y privado, pero hasta el primer trimestre de 2022, la SHCP solo tenía 24 proyectos en la cartera de ejecución (de 68) con 50.2% de la inversión ejercida. De todas las obras presentadas desde 2020, solo se ha terminado una.

Como respuesta, la iniciativa privada carga con la mayor parte de la producción en el país. Las empresas que participaron en el ranking de Expansión dijeron que entre 81 y 90% de sus contratos en 2021 fueron en el sector privado, pero para que haya un repunte en el sector, debe hacerse más. Trejo considera que, si bien siempre la industria privada tiene mayor actividad y producción en México, la construcción de obra pública puede contrarrestar la caída del crecimiento económico en épocas críticas.

 

De ahí que el llamado reiterado de organismos de la industria, como la CMIC, sea brindar a las constructoras las mismas facilidades que al Ejército y aumentar el presupuesto a la obra pública, principalmente, a la local, para dar cabida a la participación de pequeñas empresas, que en tiempos de crisis son las primeras en desaparecer.

“Actualmente, 80% de la obra que se hace en México es con recursos privados y 20% con públicos. El año pasado, el gobierno solo invirtió 2% del PIB nacional y debería ser al menos 5% para poder crecer un poco más”, explica Solares, de la CMIC.

Mientras el problema se ignora y las inversiones en obra pública no alcanzan para contrarrestar el peso del Ejército y el daño de las circunstancias económicas a la industria, las compañías del sector padecen. De acuerdo a la CMIC, durante la pandemia cerraron más de 3,000 mipymes vinculadas al ramo constructor.

El futuro tampoco es alentador. Un 35% considera que la industria crecerá entre 0.1 y 2.9% en 2022, y 26.1% cree que el desarrollo será nulo o en cifras negativas. ¿Cómo contribuir al desarrollo del sector? Con aumento del gasto público en infraestructura e impulso a los proyectos de asociación público-privada. Son una opción.

 

Fuente: Inteligencia Expansión
Las constructoras e inmobiliarias del país que integran este ranking, tuvieron un desempeño favorable en 2021. Ese año las ventas registraron un alza anual de 12.2% respecto a 2020 (el año más complicado) y de 1.0% comparado con 2019 (previo a la crisis).
Notas: Nuevas en el listado

a Auditado

e Estimado

p Preliminar

sp: Sin posición

nd: Sin dato

na: No aplica

1 Subsidiaria de Grupo Carso.

2 Incluye ingresos por rubros no relacionados a la construcción y los servicios inmobiliarios.

3 División de infraestructura Grupo México.

4 Subsidiaria de Grupo Gigante

APUNTES DE LA ÉLITE CONSTRUCTURA

La inflación ha impactado a las 60 empresas de la construcción y del sector inmobiliario que conforman nuestro ranking. El control de gastos y el alza de precios forman parte de la estrategia para enfrentarla.

Nota original:

https://obras.expansion.mx/construccion/2022/08/29/las-constructoras-mas-importantes-de-mexico-2022